Saturday, March 17, 2007


Como ando complicado con tiempos les transcribo una nota de LA NACION sobre 2 buenas voces del soul actual

Son dos de las últimas grandes revelaciones musicales de Gran Bretaña y se están llevando el mundo por delante. Es cierto que son jóvenes, bonitas y talentosas, pero lo que verdaderamente las emparienta es que Joss Stone y Amy Winehouse, cada una a su manera, están reinventando el clásico soul norteamericano gracias a una poderosa forma de revisar el pasado, como lo demuestran sus nuevos discos, Introducing Joss Stone y Back To Black , respectivamente, que están llegando a las bateas argentinas.

Por un lado, Joss Stone. Una chica rubia (ahora, teñida de rojo) de voz negra y de piernas interminables, que tiene apenas 20 años, pero que parece casi una veterana por la arrolladora forma en que está manejando su vertiginosa carrera.

Introducing es su tercer disco, luego de que en 2003, pocos meses después de haber cumplido 16 años, debutara con el exitoso The Soul Sessions , brillante álbum concebido por la legendaria cantante Betty Wright y cuya clave consistió en mezclar clásicos del género con ese guiño a las nuevas generaciones que representó esa irresistible versión de "Fell in Love with a Girl", de los White Stripes, con un sonido que no sonaba retro porque sí: varios de sus músicos, como Benny Latimore, Little Beaver o Timmy Thomas, habían descollado en el soul de los años setenta en Miami.

Un año después, el álbum Mind, Body & Soul profundizó su condición de diva teenager con canciones compuestas por la propia Stone, en general más orientadas al pop, pero con el espíritu del rhythm and blues presente, sobre todo, en su privilegiada voz.

A partir de allí, el ascenso no tuvo pausas. Nominaciones para los Grammy, colaboraciones con artistas célebres (desde Mick Jagger hasta Carlos Santana, pasando por James Brown), una participación en el multitudinario Live 8, en Londres, y hasta campañas publicitarias de una conocida marca de ropa informal de los Estados Unidos.

Con Introducing , Stone le da una nueva vuelta de tuerca a su carrera y logra una radiante combinación entre el pasado y el futuro. Lo que suena en los doce temas originales significa un regreso a la concepción del soul más tradicional de su primer disco, pero el aporte de su nuevo productor, Raphael Saadiq (el mismo de Macy Gray, The Roots y D Angelo), presente también en la composición de varios temas, logra que la cantante (teñida, tatuada con una estética hippie para el arte del álbum) se convierta en un luminoso puente entre la música negra de varias generaciones.

Así, mientras "Tell Me ´Bout It", el excelente primer corte del disco, le otorga a Stone el cetro de la Aretha Franklin del siglo XXI, "Tell Me What We re Gonna Do Now" va un paso más allá con el rapeado de Common y "Music", con la colaboración de Lauryn Hill, es la canción que le hubiera gustado componer alguna vez a Alicia Keys.

Por otro lado, tenemos a Amy Winehouse, de 24 años, con un primer disco ( Frank , de 2003) elogiado, pero que nunca trascendió las fronteras de su país, look de cantante pop recién llegada de una trasnoche agitada y una vigorosa voz en la que resuenan ecos de Shirley Bassey y de Sarah Vaughan envueltos para regalo por Ray Charles.

La gran ganadora

Back To Black tiene destino de clásico, no sólo porque le haya permitido a Winehouse ganar hace pocos días los Brit Awards (los Grammy británicos) como mejor cantante femenina. Hay en este álbum diez canciones, todas compuestas por Winehouse, que conforman un mosaico representativo de la música negra que, así como en Joss Stone suena anclado en los años setenta, aquí tienen eje en las décadas del cincuenta y del sesenta, con aires jazzeros, arreglos retro y hasta coros doo wop.

Y si en una deliciosa canción como "Rehab" se toma con humor sus problemas con el alcohol ("Ellos trataron de llevarme a la rehabilitación/Yo dije: no, no, no", sostiene la letra), que le valieron en Gran Bretaña tanta prensa como su música, en la festiva "Tears Dry On Their Own" se pone en sintonía con Marvin Gaye y en "Back To Black" (digna de musicalizar un film de James Bond, como dijo un crítico de su país) hay un clima de conmovedor crescendo al que aporta dramatismo un ritmo magnético.

Winehouse, como Stone y la también británica Corinne Bailey Rae, otra joven revelación del nuevo soul (que acaba de editar una edición doble, con temas inéditos, de su álbum debut), son tres inmejorables ejemplos de cómo la música norteamericana por antonomasia está reconquistando el mundo, pero por culpa de esta verdadera invasión inglesa.

Ricardo Carpena

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